El
poder de la palabra es algo que muy pocos comprenden y aún menos dominan.
Pocos recuerdan ya que palabras impregnadas en viejas cartas fueron las que salvaron a aquellas parejas condenadas a la lejanía. Que son el elemento clave para que un contrato sea o no justo. Que pueden brindarte más oportunidades de las que tú mismo crees.
Una palabra en el momento y lugar idóneo puede animar a una persona, así como hundirla. Reflejan quiénes somos, cómo pensamos, e incluso cómo hemos sido educados. Nos cuentan segundas intenciones entre líneas. Crean confesiones, formulan cuestiones.
Nos distingue de los animales. Nos ayuda a manifestar si estamos contentos, tristes, enfadados o pletóricos a esas personas que no pueden vernos a diario cara a cara. Ahí es cuando la palabra se vuelve más fuerte: en la distancia.
Deja que tus palabras me acaricien cuando tus manos no puedan hacerlo.
Es una pena que se estén perdiendo el hecho de escribir cartas en papel. A todo el mundo le gusta recibir cartas, y más si son para acortar distancias.
ResponderEliminarUn besito