domingo, 24 de julio de 2011

Advertencia


Cómo te digo que no soy quien tú crees. Que no, que ni soy dulce ni cariñosa, que no me gustan los romanticismos. Que parezco pequeña y frágil, pero que posiblemente tu corazón se rompa antes que el mío. Que yo no me enamoro de una persona, sino de una mirada en cualquier medio de transporte. Que no me gusta dar explicaciones, que todo me da igual.

Que si quedo contigo es porque quiero, no por costumbre, porque es lo que se debe hacer. Que yo no quiero un novio, sino un compañero de camino. Y aunque no lo creas, es diferente. Odio la palabra compromiso y la cantidad de cosas que se hacen por su culpa. Así que dicho esto, no te voy a culpar si ahora mismo sales corriendo por esa puerta y decides borrarme de tu cabeza. Si yo fuera tú, ni siquiera lo dudaría. 

jueves, 21 de julio de 2011

La atracción principal


-No entiendo cómo puede gustarte esta ciudad. Ni siquiera es una ciudad… Es un enorme pueblo costero.

-Es bonita. –Se encoge de hombros.- No se parece en nada a la mía.

Ella lanza un suspiro y deja volar su imaginación. Se visualiza lejos de allí, en una nueva ciudad con un nuevo vestido y una actitud mejorada. Su pasado no tendría validez; podría reescribir su historia.

Entonces lo mira a él, que anda distraído contemplando el horizonte, y comprueba cuán diferentes son. Él disfruta la tranquilidad que el mar le proporciona mientras ella se muere por una ciudad que nunca duerme.

-Ojala pudiéramos intercambiarnos las ciudades. –Sonríe melancólica.- ¿Aceptarías?

-Ni loco. –Ríe.- ¿Para qué querría estar en una ciudad de la que se ha marchado la atracción principal? 

lunes, 18 de julio de 2011

Happy 21st Birthday, Summer

Summer sopla una vela imaginaria y con los ojos cerrados pide un deseo. Siempre se imaginó cómo sería con veintiún años, pero ahora se mira en el espejo y comprueba que sigue siendo la misma de siempre.

Pero eso no es malo. En absoluto. Al fin y al cabo no le ha ido tan mal siendo así; tiene gente maravillosa a su alrededor.

miércoles, 13 de julio de 2011

The first day of my life (VII)


-No. –Respondes.

Contengo la respiración y trato de no parecer afectada. Tú sigues hablando.

-No me gustas un poquito… me gustas demasiado.

Mi corazón trata de recuperar el ritmo a duras penas mientras mi cabeza va procesando la información que le va llegando. Una vez me veo capacitada para hablar, pronuncio una nueva pregunta.

-¿Cuánto es demasiado?

-Lo suficiente para hacer que me castiguen a propósito. –Ríes.- Te llevo viendo por los pasillos desde que comenzó el curso, y desde entonces llevo buscando la manera de acercarme a ti. Cuando te vi salir del despacho del director con una hoja de castigo, supe que era una oportunidad única.

Un nudo sube por mi estómago para desatarse en mi boca en forma de sonrisa. Supongo que son esas mariposas a las que todo el mundo se refiere, porque sólo quiero reír, bailar y hasta gritar. Esta vez me pierdo sin miedo en tus ojos. Ya me guiará tu voz cuando quiera encontrarme.

-Sarah. –Murmuro.

-¿Qué?

-Mi nombre. –Respondo.- Me llamo Sarah.

Y es entonces cuando tus manos se posan en mi cintura y me arrastran hasta ti. Estás tan cerca que descubro tu olor, un aroma embriagador que merma mis sentidos. Alzo la mirada para contemplarte una vez más, temiendo que todo esto no sea más que un sueño.

Pero ahí estás de nuevo, sacándome de dudas. Tus labios entran en contacto con los míos de una forma lenta, pausa y muy, muy dulce. No quiero que esto acabe; quizás por eso enredo mis dedos en tu pelo.

-Elliot. –Susurras sobre mis labios.

El timbre nos hace volver a la realidad. Te hago una mueca y te ríes, no sin luego darme un beso en la mejilla. Quizás es muy pronto para decirlo, pero me hace bien estar a tu lado. Me tomas de la mano y echamos a andar. No importa cuánta gente esté hablando, gritando y corriendo a nuestro alrededor. Yo sólo te escucho silbar esa canción que sonó aquel día por el pasillo del aula de castigo.

THE END

domingo, 10 de julio de 2011

The first day of my life (VI)


Aún no he respondido cuando Grace se marcha para darnos un poco de privacidad. Tus ojos me analizan, como si quisieran averiguar qué se cuece en mi mente. Comienzo a ponerme roja y aparto la mirada. Una sonrisita aparece en tu rostro.

Me tomo mi tiempo antes de responder. No puedo contarte que me escapé del instituto ese día, y que el resto del tiempo he estado evitándote. Así que me encojo de hombros y murmuro un por ahí.

Frunces el ceño, posiblemente consciente de que algo va mal. Temo que puedas preguntarme qué sucede.

-Aún no me has dicho tu nombre; y me lo prometiste, ¿recuerdas?

A pesar de mantener esta actitud distante, tú sigues mostrando el mismo interés que el primer día; lo cual me confunde. Mucho.

-No creo que mi nombre merezca tanta curiosidad…

-¿Ah, no? –Preguntas divertido. Luego te cruzas de brazos y alzas una ceja.- ¿Acaso a ti no te interesa saber el mío?

Cómo decirte que me resulta más fácil desconocerlo; que así, sin nombre, eres una especie de espejismo, un producto de mi imaginación. De repente mi cabeza se bloquea y mi voz desaparece.

-Me dejaste bastante preocupado la última vez que nos vimos. –Apuntas.- Estaba hablando con mi hermana y, cuando me quise dar cuenta, ibas corriendo hacia la salida con la mochila a cuestas.  

-¿…tu hermana?

Su hermana. Tanto lío porque su hermana se ha mostrado en actitud cariñosa con él. Acabo reaccionando con una risa floja, consciente de mi estupidez. Tú sonríes, aunque la confusión prevalece en tu rostro.

-¿De qué te ríes? –Preguntas, pero ya has caído en la cuenta.- ¿Pensaste que era mi novia?

Me muerdo el labio inferior, como si fuera una niña pequeña; y ahora eres tú el que se ríe. Definitivamente, tienes la risa más bonita del mundo.

-Eso es buena señal, ¿sabes? –Me dices.- Porque eso significa que te has puesto celosa… y por tanto que te gusto. Aunque sea un poquito.

Avergonzada, trato de agachar la cabeza pero eres más rápido que yo y aguantas mi barbilla con el pulgar y el índice, haciendo perpetuo el contacto visual. Me armo de valor y te pregunto aquello que tanto miedo me da saber.

-¿Y yo? –Casi susurro.- ¿Te gusto aunque sea un poquito?
_________________________________________________________

...Continuará...

viernes, 8 de julio de 2011

The first day of my life (V)


Han pasado tres días desde lo sucedido, y el teléfono ha sonado a todas horas desde entonces. Si te soy sincera, he deseado responder más de una vez cuando he comprobado que se trataba de tu número, pero he podido contenerme. Aunque no sé cómo.

El timbre da paso al recreo y me mentalizo para una nueva misión de escapismo.  Aún no he salido del aula cuando Grace se acerca a mi mesa.

-Hola… -Murmura.- ¿Cómo estás?

Ignoro su pregunta y me dispongo a abandonar la clase. No tengo ni ganas ni fuerzas  para una nueva disputa.

-¡Lo siento!, ¿vale? –Exclama tras de mí.- No estuve bien diciéndote esas cosas… No volverá a suceder.

Grace lleva siendo mi mejor amiga desde hace unos cuatro años, y nunca antes habíamos discutido. Quizás es por eso, o porque nunca antes le había oído disculparse, pero decido darle una segunda oportunidad.

-Más te vale. –Le apunto con el dedo para luego brindarle una sonrisa.- ¿Nos vamos fuera?

Durante el descanso conversamos sobre cómo nos hemos sentido durante estos tres días. Me hace bien comprobar que tampoco ha sido plato de buen gusto para ella.  

Mi mente contempla la idea de contarle cuántas veces has llamado por teléfono, pero en seguida desaparece al recordar que aquello fue el detonante de nuestra discusión.

-¿A qué hora tenemos In-…? –La expresión confusa de Grace me hace cortar la pregunta.

Siento cómo una mano se apoya en mi hombro. Pero no es una mano, sino tu mano. ¿Qué cómo lo sé? El anillo que llevas en el pulgar te delata. El corazón me da un vuelco y las manos empiezan a sudarme. Noto cómo el resto de tu cuerpo se aproxima al mío, y entonces, me susurras al oído.

-¿Podemos hablar?
________________________________________________________________

Continuará

lunes, 4 de julio de 2011

The first day of my life (IV)



-…y se despidió diciéndome que soñara con él.

Grace ha escuchado la historia de principio a fin. He tratado de ser lo más objetiva posible, pero no ha sido tarea fácil. Espero impaciente su veredicto mientras cruzamos el hall del instituto.


-Dime algo, ¿no? –Le apuro.

Entonces aprieta los labios. La conozco desde hace años y sé que esa expresión no va seguida de buenas noticias. Ahora no me parece tan buena idea haberle contado todo.

-No sé. –Se encoge de hombros.- Es evidente que el chico sabe cómo captar tu atención pero, no parece muy serio. No quiero que te enfades, pero me preocupa que seas su juguete nuevo.

Su juguete nuevo, repite mi cabeza. Procuro no parecer ofendida, aunque ambas sabemos que no me ha sentado bien. Se produce un silencio incómodo hasta que te diviso al fondo, dejado caer en la pared con tus auriculares. 

-¡Ése es! –Exclamo demasiado alto.- El de la chaqueta negra.

Mi amiga te analiza de arriba abajo; yo sólo pienso en la forma en la que te voy a saludar mientras avanzo por el pasillo. Apenas llego a la mitad de mi camino cuando compruebo que se me han adelantado.

Te quita los cascos, te revuelve el pelo y te dice algo que hace reír. No puedo oír nada de lo que habláis, tan sólo me oigo a mí misma tragar saliva.

Ella. Ella tiene una larga melena dorada que le cae por los hombros, y una sonrisa que sólo se puede comparar con la tuya. Se mueve a tu alrededor, ágil, y tú no puedes hacer otra cosa que no sea mirarla con ternura.

-Te lo dije. –Grace parece satisfecha de haber acertado con sus pronósticos.- Además, ¿has visto a esa chica? Qué envidia, es guapísima…

-¿Te quieres callar? –Casi grito. Me siento ridícula.- No estás siendo una buena amiga ahora mismo.

Antes de abandonar el pasillo te dedico una última mirada, y es entonces cuando te percatas de mi presencia. No debo tener buena pinta, pues la expresión de tu rostro se transforma de sorpresa a preocupación en cuestión de segundos.

Pero no te preocupes, porque ya no me importa. Saco mi mochila de la taquilla y aprovecho la ausencia de profesores para escaparme del instituto. Hoy me bajo del mundo, porque sí. Porque no quiero falsas esperanzas tuyas, ni malas actitudes de mis amigas. Quizás hoy me sale todo del revés. Quizás tengo que aprender a perder.
_______________________________________________________________________

-Continuará...-