Qué curiosa resulta a veces la vida, ¿no?
Siempre nos han dicho que nunca nos acostaremos
sin haber aprendido algo nuevo. Y qué razón. El día de hoy me ha enseñado
infinito sobre las equivocaciones.
Posiblemente lo más importante que he
aprendido es que todo el mundo se equivoca. En mi mundo la metepatas suelo ser
yo, así que resulta todo un gran logro haber descubierto que todos venimos con
ese porcentaje de error.
Me gustaría recordarme a mí misma que
siga mi criterio y mis intuiciones. Así no dolerán tanto los fallos de hoy, que
pudieron ser los aciertos de ayer. Hay que respirar hondo e ir a
contracorriente, aunque resulte incómodo.
Las equivocaciones vienen precedidas de
malas decisiones tomadas de forma inoportuna. Palabras erróneas, querer acelerar
el proceso de algo natural, vender la piel del oso antes de cazarlo…
Hoy quiero dar las gracias a todas las
personas que hoy se han equivocado –entre las que me incluyo, por supuesto- por
haberme demostrado que el mundo es maravillosamente imperfecto.