Soy más
listo por quien soy que por mi edad, la verdad. © SFDK “Malviviendo”
Puedo decir con toda certeza y sin
probabilidades de equivocarme que esta frase no se corresponde con mi caso. Me he equivocado una y cien veces,
me he ido de la lengua, he elegido mal,
he tropezado en la misma piedra –aunque puedo decir satisfecha que esas
piedras jamás han tenido nombre de chico–, me he dejado llevar por la
situación, no he pensado algunas cosas antes de hacerlo… Pero aquí estamos
después de todo, en una buena posición, que no es poco.
Tras unas prácticas de nueve meses –todos
sabemos que “prácticas” es igual a “trabajar gratis”–, encuentro trabajo como
recepcionista. Meses de verano, pero curro al fin y al cabo. Conseguí ese B2 de
inglés en un año cuando en la academia me decían que el temario estaba planeado
para dos. Me volví a comprar mis propias velas de cumpleaños alegando a mi ya
famoso «cada uno se fabrica su suerte». Y aquí estoy yo, comprándome el derecho
de pedir deseos.
He aprendido que la experiencia lo es todo en
esta vida. Que sí, que todos lo sabemos pero cuando uno lo experimenta en su
propio pellejo parece que ha descubierto la receta de la Coca Cola. Tengo más
templanza, separo el trabajo de la vida personal y sigo teniendo hambre de
cambio y de mejora. Que las ganas que dan título a este blog se multiplican.
Sólo me queda retomar el deporte y finiquitar
ese B1 de alemán (como metas a MUY corto plazo, ¿eh? Yo sigo dando guerra).
Así que bienvenidos seáis 24 años, aunque sea
tarde. Me gusta por donde va avanzando mi historia.