Después de todo el tiempo invertido aún
no puedo afirmar con seguridad quién es Summer.
Releo aquella antigua entrada que parecía describirla a la perfección y ahora
me siento perdida. No consigo identificarla.
Quizás porque Summer cumple 22 años el
18 de julio. Que se dicen pronto. Veintidós años en los que ha cambiado una y
otra vez de estilo, en los que ha hecho locuras con su habitación, con sus uñas
y hasta con su pelo. En los que, aunque sea poquito, ha madurado.
Entre las metas banales que todos
tenemos, ella desea salir bonita en una fotografía. Pero no es fácil, porque
quiere salir bonita siendo tal y como es. Y entre las metas importantes,
descubrimos la de independizarse. A un nivel internacional, si es necesario.
Salir de esa cajita de cristal en la que
ha estado encerrada durante tanto tiempo no va a ser fácil, y casi pesan más
los motivos personales que los económicos. Pero es hora de abandonar el nido,
¿no?
Pero no os preocupéis que Summer sigue
siendo ese mar de dudas nervioso, honesto y mosqueón. Sigue mordiéndose las
uñas cuando él no se da cuenta y sigue adorando los helados de sabores extraños,
¿no es así, Peca?
No sé hacia dónde me voy a dirigir, o
dónde voy a terminar. Lo que sí sé es que me muero de ganas por averiguarlo.