Suspiro. Finjo que busco
algo en mi bolso y vuelvo a mirarte. Me miras. Agacho la cabeza vergonzosa
mientras ella te devora con los ojos. No debería, es mi amiga. Contemplo la
hora y me coloco las gafas de sol. Sonríes. Trato de incorporarme a la
conversación que están teniendo mis amigas, pero me resulta imposible. Te metes
las manos en los bolsillos e intercambias un par de palabras con tus amigos.
Ahora sonrío yo. Mi amiga se levanta y parece que se dirige hacia ti. Me
asusto. Pero tú no reparas ningún tipo de atención en ella. Me gusta, por eso
te mantengo la mirada por unos instantes. Enrojezco. Tú te rascas la nuca.
Suena el timbre. Recojo mis cosas y, al igual que tú, camino para clase. Suspiro.
Muchísimas gracias por dejarte caer ^^
ResponderEliminarAiii, cuántos recuerdos me trae leer estas cosas... :P Yo creo que él tiene ojos para ti, pero no se atreve o no quiere jugar tan rápido... ;)
Un besito
Precioso te sigo
ResponderEliminarGracias por pasarte
Un beso
¡Ay! sin esas miraditas rutinarias las clases seguro que serían un tormento.
ResponderEliminarGracias por leer, tienes un premio en mi blog :)
Un beso.
GUUUAAUUUU! es precioso, escribes geniaal.
ResponderEliminarTe has ganado una seguidora un gran beso y GRACIAAS!
UN GRAN BESO CON SABOR A LIMÓN
Te habla una persona que sería capaz de meterse entera en el bolso, de la cabeza a los pies, con tal de ocultar el rubor de sus mejillas.
ResponderEliminarP.D: Me encanta como escribes, me identifiqué muchísimo con este texto. Te sigo :)