sábado, 26 de febrero de 2011

Tic-tac

Posiblemente el sonido que más odiaba. Sentía que el tiempo se escapaba entre sus dedos, que la vida se iba ante sus ojos y que no podía hacer nada para remediarlo. Y lo que era mucho peor, temía que todos esos momentos que ahora se habían convertido en recuerdos quedaran en el olvido.
Recordaba su infancia como si de retales se tratara, de momentos sueltos. Su primer día de clase, su miedo a la bicicleta, cómo se le cayeron algunos dientes de leche… Sonríe al ver que aún está patente parte de esa inocencia.
De la época del instituto sólo podía decir que había sido tan desastrosa como esas que salen en algunas series de televisión. Cierto que había experimentado su primer beso, el primer amor, la prima ruptura… Pero lo único que recordaba con cariño era cómo se magnificaban todos esos sentimientos.
Y ahora ya había acabado su etapa universitaria. ¿Qué podía decir? Posiblemente la etapa en la que más había madurado. Había conocido a gente de todas partes, se había preparado para el futuro y había aprendido a enfrentarse a sus miedos.
Lanzó un último suspiro y subió al escenario en el que le colocaron la beca azul, el color de su facultad. Nadie sabía qué podía depararle el futuro. De lo único que tenía certeza es que aquel día permanecería fresco en su memoria hasta el último de sus días.

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