Si preguntaran a cualquier amigo o conocido de Luca y Rebeca sobre ellos, diría
que son un auténtico cóctel molotov. Que pasan el tiempo haciéndose daño el uno
al otro, que es una historia pasada de rosca y que jamás de los jamases acabará
bien.
Pobres ilusos.
Los amigos y demás
personas cercanas a Luca y Rebeca no saben que discutir es lo que mejor se les
da. Que discuten por todo: comida, desorden, el aire acondicionado, demasiado
orden, la película del cine, y hasta por el color de su pelo. Por puro placer.
Basta con una frase
con punta para encender la mecha. Lo demás viene al instante, como la pólvora.
En un abrir y cerrar de ojos se encuentran en medio de cualquier lugar
vociferando cosas que realmente no piensan, que no sienten. Los gritos duran lo
mismo que una detonación. Momentos después, lo único que hay alrededor son
cenizas.
Es entonces cuando
resurgen como un ave fénix, fundidos en uno. La pasión vuelve a florecer con
una nueva forma, más fresca, más nueva.
Si preguntaran a Luca
y a Rebeca por cualquier amigo o conocido, dirían que son unos pobres ilusos.
Que jamás conocerán el verdadero significado de la pasión.
No sé si merece la pena discutir solo por sentir pasión después. La pasión debería venir de algo sano, no tóxico. Esto sólo les destruirá.
ResponderEliminar*ains*
ResponderEliminar(no estoy de acuerdo para nada con Elendilae; prefiero la pasión más sincera. tal vez porque soy una ingenua. pero la pasión de lo tóxico es tan bonita también, y brilla tanto cuando se la ve escrita.)