«Mamá,
Sé que estás
triste porque no me has podido acompañar al aeropuerto, pero no puedes perder
tu trabajo, no como están las cosas ahora. Tu sueldo es esencial en casa, lo
sabes. Sólo te pido que, aunque trabajes más horas de las permitidas, seas prudente.
No les des “razones” para que te despidan.
Es irónico cómo
nos dicen que nos enseñan la historia desde pequeños para que no caigamos en
los mismos errores. No sé cómo o cuándo ha sido, pero ahora mismo me encuentro
emigrando, igual que el abuelo. ¿Recuerdas cuando era pequeña y me contaba cómo
se había ido a Alemania a trabajar? Quién me iba a decir que hoy tomaría esa
misma decisión.
Tú no estés
triste, porque sabes que voy a estar bien, incluso mejor que aquí a nivel
económico y laboral. Por fin todos estos años de estudios y preparación van a dar
sus frutos, como me decías.
Yo sé que no te
llevas bien con los ordenadores, pero te he dejado el de sobremesa preparado
para que hablemos por las noches. Será divertido, ya verás.
En cuanto tenga
casa y ahorre lo suficiente para el billete quiero que vengas a visitarme,
aunque sea por unos días.
Te quiere tu
hija,
Victoria».
El otro día me acordaba de una viñeta de Mafalda en la que le preguntaba a su madre por qué todos los que terminan sus estudios tienen que emigrar al extranjero. Y aquí estamos... teniendo que hacer lo mismo para sobrevivir.
ResponderEliminarTienes un blog precioso, lleno de historietas mágicas, de relatos reales, de imaginación.
ResponderEliminarMe encanta la estética del blog, cada foto...
Enhorabuena.