Aún no he respondido cuando Grace se marcha para darnos un poco de privacidad. Tus ojos me analizan, como si quisieran averiguar qué se cuece en mi mente. Comienzo a ponerme roja y aparto la mirada. Una sonrisita aparece en tu rostro.
Me tomo mi tiempo antes de responder. No puedo contarte que me escapé del instituto ese día, y que el resto del tiempo he estado evitándote. Así que me encojo de hombros y murmuro un por ahí.
Frunces el ceño, posiblemente consciente de que algo va mal. Temo que puedas preguntarme qué sucede.
-Aún no me has dicho tu nombre; y me lo prometiste, ¿recuerdas?
A pesar de mantener esta actitud distante, tú sigues mostrando el mismo interés que el primer día; lo cual me confunde. Mucho.
-No creo que mi nombre merezca tanta curiosidad…
-¿Ah, no? –Preguntas divertido. Luego te cruzas de brazos y alzas una ceja.- ¿Acaso a ti no te interesa saber el mío?
Cómo decirte que me resulta más fácil desconocerlo; que así, sin nombre, eres una especie de espejismo, un producto de mi imaginación. De repente mi cabeza se bloquea y mi voz desaparece.
-Me dejaste bastante preocupado la última vez que nos vimos. –Apuntas.- Estaba hablando con mi hermana y, cuando me quise dar cuenta, ibas corriendo hacia la salida con la mochila a cuestas.
-¿…tu hermana?
Su hermana. Tanto lío porque su hermana se ha mostrado en actitud cariñosa con él. Acabo reaccionando con una risa floja, consciente de mi estupidez. Tú sonríes, aunque la confusión prevalece en tu rostro.
-¿De qué te ríes? –Preguntas, pero ya has caído en la cuenta.- ¿Pensaste que era mi novia?
Me muerdo el labio inferior, como si fuera una niña pequeña; y ahora eres tú el que se ríe. Definitivamente, tienes la risa más bonita del mundo.
-Eso es buena señal, ¿sabes? –Me dices.- Porque eso significa que te has puesto celosa… y por tanto que te gusto. Aunque sea un poquito.
Avergonzada, trato de agachar la cabeza pero eres más rápido que yo y aguantas mi barbilla con el pulgar y el índice, haciendo perpetuo el contacto visual. Me armo de valor y te pregunto aquello que tanto miedo me da saber.
-¿Y yo? –Casi susurro.- ¿Te gusto aunque sea un poquito?
_________________________________________________________
...Continuará...