lunes, 4 de noviembre de 2013

En el autobús


Mentiría si negase todas esas veces en las que se quejó de viajar en autobús. Sin embargo, ahora que hace balance de esta y pasadas trayectorias, resulta que siempre ha sacado algo bueno.

El autobús se convierte en la primera opción para aquellas personas que repiten el recorrido más de lo normal, o que simplemente, recaen el peso de la decisión en el precio del billete. Sea como sea, a ella siempre le pareció que en este vehículo por lo general viaja la gente más cercana, la más sencilla. Quizás la carencia de enchufes, televisión y demás entretenimiento parecido es la que empuja a la gente a dejar a un lado sus teléfonos móviles y prestar atención aunque sea durante unos instantes de la persona que tiene al lado.

Ese algo bueno que suele sacar son en su mayoría historias. Gente que aguanta cuatro horas dentro de un autobús de dudosa calidad con el consuelo de que en la estación estarán esperándoles personas que entran en el rango de especiales. Y durante esas cuatro horas, todos sufren juntos cuando el chófer viene con retraso o cuando hay lluvia.

A veces lo único que consigue son buenas reflexiones, y algunas de esas se acaban convirtiendo en lecciones para toda la vida. Es lo curioso del viaje. Nunca es el mismo, nunca sabes lo que te va a tocar. 

1 comentario:

  1. Casualmente este fin de semana me he pasado la vida en ellos. Y creo que tienes razón, parece que hay más cercanía en los autobuses que en los trenes, y siempre se pueden sacar historias nuevas que nos inspiren.

    Un besito

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