Para los tiempos que corren, no resulta
fácil vivir en un lugar como este. Con una demografía digna de ciudad y una
geografía más bien propia de pueblo, los pocos y buenos lugares que quedan se
ven infestados de gente no grata. Al menos para ella.
Alicia ha aprendido a convivir con este
sentimiento, y siente su ciudad como una especie de corral. De vez en cuando
descubre gente como ella, que desea escapar de aquí. Gente que anhela probar
ciudades de verdad, buscarse la vida trabajando de lo que sea. Aquellas personas
que ven el resto de idiomas como herramientas del día a día. Está cansada de la
incultura que se desprende de sus calles, promovida por gente de su edad.
Una vez llega a casa, suspira resignada y
se desprende de aquel bombín que ha provocado las burlas de sus paisanos.
Tendrá que esperar a un lugar mejor.
Pueblos... yo creo que en todos ocurren lo mismo. Para unas vacaciones está bien, unos días, un fin de semana, pero si ya has probado salir fuera, se te queda pequeño.
ResponderEliminarA mi me pasa lo mismo, vaya. Y creo que estudiar lejos fue la mejor decisión, jajaja.
Un besito
los corrales, donde las personas te miran a veces con insistencia, a veces indiferentes, a veces como si fuese un circo...
ResponderEliminarAlgunas ocasiones estamos del otro lado del corral y otras por dentro sintiendo esa incomodidad y asco.
Me gusta mucho tu blog, los títulos y las fotografías, es muy congruente.