lunes, 27 de agosto de 2012

Let it go

Definitivamente no se puede juzgar a la gente. Casi nunca.

Recordar a una vieja compañera de universidad hablando sobre independizarse, buscarse un trabajo y vivir con lo mucho o poco que ganase. Quería marcharse de casa a toda costa, sin trifulcas con sus padres o hermanos. En aquel momento pensé que no debía querer mucho a su familia.

Dos años más tarde (porque no hace más que dos años), encuentro sus motivaciones y razones en mi voz. El brillo en los ojos al concebir en mi mente un lugar como mío. Ni siquiera esto se basa en el espacio, que suele ser la razón más socorrida entre la gente de mi edad. Son las ganas de probarme a mí misma, de saber hasta dónde puedo llegar y si realmente puedo hacer todo aquello que quiero proponerme. Quiero valorar lo bueno de mi casa desde fuera, comprobar si mi filosofía de vida (la cual aún no tengo siquiera definida) funcionaría en un hogar. Si seguiría perdiendo todo por la casa, o si por el contrario descubriría en mí una fanática del orden. Quiero aprender a cocinar sin nadie que me diga trae, que tú no sabes o que me solucione los pequeños quehaceres de la casa. Necesito sentirme útil.

Aún me queda un año como interna en una casa a la que adoro pero a la que cada vez siento más pequeña. Mientras tanto me imagino posibles destinos y ciudades en las que podría emprender una nueva vida. ¿Madrid, Barcelona… algún rinconcito de Inglaterra? Después de todo me queda una visión positiva: me queda todo un mundo por descubrir. 

3 comentarios:

  1. (en Madrid los gatos te recibiríamos con los brazos abiertos >//<)
    creo que comparto esa sensación. quiero mucho a mi familia. y mira que reñimos día sí y día también. pero no tiene que ver con eso. son las ganas de probar, de probarnos, ¿cuándo vamos a descubrir, si no, de qué somos capaces?

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  2. Salir de casa nunca es fácil, aunque tengas muchas ganas de iniciar un nuevo camino, al principio no te das cuenta claro, te ves eclipsada por los miles de nuevos caminos que se presentan ante tus pies y las experiencias, y otras personas, y otros paisajes... pero es duro, aunque iniciarlo merece la pena, ya siendo yéndote a vivir completamente sola o en una residencia.

    Como dices, estarás completamente sola ante el "peligro" y serás tú quien tome las decisiones de hacer tal o cual cosa. Muchas veces te sentirás en la cima del mundo y otras sentirás que te falta ese apoyo más cercano para hablar o para que te empuje un poco ;) Pero al final todo viene bien, de todo se aprende.

    Así que yo te animo a que salgas y disfrutes, y vivas y te hagas fuerte e independiente. Lo del rincón de Inglaterra lo veo muy bien, tal y como están las cosas ahora (creo que tendré que salir también, aunque lo esté dejando como última opción, ya que siendo "tan lejos" me da bastante miedo, pero bueno ^^).

    Un besito

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  3. Por cierto, soy de la tierra del buen vino que le dicen, jajaja, aunque estos últimos años sólo en verano, el resto del año lo paso entre montañas... (una pista: esa es la tierra de la buena sidra) jajaja.

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