Y entonces, sucede.
Se produce el momento cumbre, la magia brota y nos mece
hasta la culminación de nuestra historia. Se detienen
las nubes, el tiempo, los niños, el agua… todo menos nuestros sueños, que comienzan a
salir despedidos desde el rincón más recóndito de nuestro corazón (y mente).
Así, desde ese clímax, alcanzamos un estado que nos puede llevar desde la risa
al llanto, desde la máxima calidez a la más cruel frialdad. Ese es el gran
secreto de un buen final. El desarrollo de la historia ya vendrá solo.
Precioso :3 me ha encantado!! :)
ResponderEliminarun beso, bonita!
Yo no diría que es el final sino el comienzo :)
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ResponderEliminarConseguir un final perfecto no es nada fácil.
ResponderEliminarMe ha gustado:) Un beso!