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| Obtenido de We Heart It |
Se acaba un año que empezó conmigo mal de salud, se cobró una vida a mediados y se lleva una relación de pareja a finales. No parece que haya sido un buen año, ¿verdad? Probablemente no, pero prefiero mirarlo de la siguiente manera:
Comencé enferma, sí, pero rodeada de las personas más importantes de mi vida, además de con un beso en los labios. Conseguí poner la primera piedra de lo que quiero que sea mi futuro laboral. Te fuiste de nuestras vidas, abuela, pero porque tú querías estar con él. Trabajé como una jabata en verano para conseguir pagarme un máster y un portátil que tanto necesitaba. Cambié mi deseo de cumpleaños. Acudí al que espero sea el primer congreso de marketing digital de muchos. Ese mismo máster me ha permitido conocer a gente estupenda con la que casualmente resulta más llevadero curar un corazón roto. He hecho cosas que me daban auténtico pavor, y me encanta estar en constante incertidumbre, fuera de la zona de confort.
Y si todo esto ha pasado en un año con un balance no muy positivo, imagina qué puede traer el próximo.
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