-Hola. –Saludé una vez desapareció de escena la chica.- ¿Qué tal?
-Bien, un poco cansado. –Sonrió, luego me miró a los ojos y frunció el ceño.- ¿Qué te pasa?
De nada me iba a servir soltarle un «nada, estoy bien», así que traté de ser honesta con ambos.
-Ella. Es… guapa. –Musité.
Guapa. Era mucho más que guapa, como un ángel. Y yo era más bien corriente.
-Sí, lo es. –Asintió. Intenté contenerme, pero se me acabó escapando un suspiro.- Mira que eres tonta, te prefiero mil veces a ella.
No dije nada, tan sólo me encogí de hombros y le dejé seguir hablando.
-La primera vez que te vi pensé que eras la chica más divertida de toda la universidad, ¿sabes? –Sonrió.- No te conocía de nada, pero te oí bromeando con el resto de tus compañeros y en más de una ocasión no pude evitar soltar una carcajada. Ella no tiene eso. Tú eres espontánea, sincera contigo misma y lo que es más importante: contigo se puede hablar de cualquier cosa. Te gusta conocer gente, hablas idiomas y te pasarías el resto de tu vida viajando, ah, y estás realmente sexy con mis camisetas.
Ambos soltamos una risita mientras yo enrojecía. Me rodeó con el hombro y me susurró al oído: Eres increíble, que nadie te haga jamás creer lo contrario.
Oins, que hoy tengo la vena sensiblera y me pongo a llorar :')
ResponderEliminarMe has conseguido sacar una sonrisa con lo de "estás realmente sexy con mis camisetas" ^^
Y me quedo con lo de: "eres increíble, que nadie te haga jamás creer lo contrario".
Muy bonita la entrada :)
Un besito de buenas noches!
Oh! qué bonito, es tan romántico
ResponderEliminarHay cada frase como la fe que nadie te haga creer lo contrario :)
Un beso